Hasta el final de su adolescencia, Mísia vivió en su ciudad natal, cantando ocasionalmente en casas de fado, siempre como aficionada.
Cuando tenía casi 20 años, se trasladó, por motivos familiares, a Barcelona y, más tarde, a Madrid. Su vena artística ya era bastante evidente, lo que la llevó a participar en producciones de música, danza, music-hall y televisión. Sin embargo, la vocación que la haría famosa aún no se había materializado. Fue en 1991 cuando comenzó a recorrer este camino, cuando Mísia decidió volver a Portugal, instalándose en Lisboa, decidida a construir su propio repertorio dentro del universo del fado.
Sin olvidar la revelación que supuso para ella el fado tradicional durante su adolescencia en Oporto, Mísia sintió, a su regreso a Portugal, que en lugar de basarse en los éxitos de los artistas que admiraba, debía crear su propio repertorio. Así comienza lo que, según el periodista y escritor Manuel Halpern, llegará a llamarse el Nuevo Fado.
Imbuida de este espíritu de misión, Mísia contacta personalmente con poetas y compositores portugueses, cantautores, fotógrafos, diseñadores y estilistas, presentándoles su visión del fado.
Entre las personalidades de la cultura portuguesa que han aceptado escribir específicamente para su voz se encuentran los premios Nobel José Saramago, Agustina Bessa-Luís, José Luís Peixoto, Lídia Jorge, Vasco Graça Moura, Mário Cláudio, Paulo José Miranda, Hélia Correia y Amélia Muge, así como los músicos Jorge Palma, Vitorino y Sérgio Godinho, entre otros.
A nivel internacional también recibió una atención importante: Patrice Leconte dirigió uno de sus videoclips, John Turturro la eligió para su película Passione, William Christie la programó en la Cité de la Musique de París.
En una época en la que todo estaba por hacer en cuanto a la consagración del fado en el mundo, ya que fuera de Portugal la única referencia que el público tenía de este género musical era la de la gran Amália Rodrigues, Mísia empezó a conquistar su propio espacio en la canción nacional.
Durante años, consolidó una carrera nacional e internacional, actuando en escenarios de gran prestigio en todo el mundo, destacando el Teatro Nacional de São Carlos, en Lisboa, el Town Hall de Nueva York, el Teatro Real Carré de Ámsterdam, el Teatro María Guerrero de Madrid, el Palau de la Música, en Barcelona, la Cour d’Honneur du Palais des Papes, en Avignon, el Teatro Piccolo, en Milán y el Teatro Coccoon de Tokio. En París, dejó su huella en salas como el Olympia, el Thêatre des Bouffes du Nord (con programación de Peter Brook) y la Cité de La Musique, contribuyendo al enriquecimiento del fado actual y a su reconocimiento. Durante este viaje, Mísia respeta la tradición, transportándola, al mismo tiempo, a la periferia de una contemporaneidad, tanto en la forma como en el contenido.
A lo largo de su carrera, se han sucedido conciertos memorables, habiendo llevado Mísia el fado a salas y festivales que nunca antes lo habían acogido, como el Gran Auditorio Culturgest de Lisboa, el Festival de Avignon en el Théatre du Châtelet de París, la Berliner Philharmonie de Berlín, el Arts Festival de Hong Kong o el festival WOMAD.
En la celebración de sentimientos intemporales y universales, no sólo en portugués sino también en varios otros idiomas, Mísia es la cantante portuguesa que despierta el mayor culto internacional, viendo su trabajo reconocido con elogiosas críticas en las publicaciones más relevantes de la prensa mundial, como las revistas Billboard y Gramophone o los periódicos New York Times, Libération, Die Zeigt, The Washington Post y The Independent.
Con su fado «contemporáneo», alcanzó grandes éxitos en todo el mundo y vio reconocido su talento musical con la atribución de diversos premios y condecoraciones: en Portugal recibió la Medalla al Mérito y ganó el Premio Amália Rodrigues en la categoría de Difusión Internacional, en Italia obtuvo el Premio Carossone y el Premio Gilda de Cine y en Francia recibió la Medaille de Vermeil, la más alta condecoración de la ciudad de París. En un país que siempre supo acogerla, también fue nombrada Chevalier y posteriormente Officier de l’Ordre des Arts et des Lettres de la République Française.
La cineasta chilena Carmen Castillo realiza dos películas sobre Mísia para el canal franco-alemán ARTE.
La artista conceptual Sophie Calle la invita a participar en su proyecto Prenez soin de vous en la 52a Bienal de Venecia.
Mísia es una «voz de carácter» que participa en varios proyectos alternativos a su carrera como cantante de fado. Ejemplos de esta versatilidad son: La historia del soldado de Stravinsky, Los siete pecados capitales del pequeño burgués de Kurt Weill y Bertold Brecht, María de Buenos Aires de Piazzolla y Ferrer, así como su participación en el disco Mediterráneo del grupo barroco L’Arpeggiata. En 2013, participó como actriz en la obra L’Abattoir Invisible de Karin Serres.
En febrero de 2015, Mísia estuvo acompañada por la Filarmónica de Bremen para interpretar un repertorio que incluía no solo fado, sino también Lieder de Schubert.
En 2016 interpreta Giosefine un proyecto teatral basado en un texto Carta de Casablanca de Antonio Tabucchi y dirigido por Guillermo Heras. Estreno mundial en el Teatro Regio de Buenos Aires.
Recientemente fue invitada por la pianista Maria João Pires a participar en el proyecto Canto da Terra, que tuvo lugar en Belgais, Portugal.
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